De las aguas calmas de Venecia a los páramos de Ecuador

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Por pedido del padre Cándido Rada (1905-1995), Obispo de la ciudad de Guaranda, hace más de 40 años se construyó la primera casa comunal de la parroquia Salinas. Corría el año de 1971 y decenas de voluntarios de todas partes del mundo llegaron a la, en ese entonces, recóndita zona. Entre ellos arribaron algunos sacerdotes salesianos, quienes llegaron con el voluntariado Mato Grosso, una ONG italiana dedicada a luchar contra la pobreza en América Latina (Ecuador, Brasil, Perú y Bolivia), desde 1960. Así es como el padre Antonio Polo conoció lo que sería su hogar por las siguientes cuatro décadas en la altura de los Andes (3.500 msnm). “Cuando llegué, no sabía que iba a ser párroco, tampoco que iba a hacer proyectos. Cándido Rada era una persona que se preocupaba de los más pobres. En esos años, la gente se reunía en la casa del patrón, en la hacienda, y necesitaban una casa comunal propia y eso llegué a hacer. Con los voluntarios la construimos”, explica el padre Polo. Su mirada, expresa la emoción de aquellos años y aunque ya tiene 74 años, su vitalidad está intacta. “La comunidad salinera quiso que me quede y me siento muy agradecido por la confianza y el cariño que depositaron en mí. Por eso para mí, cada década tiene su característica. La primera fue muy dura; el clima era hostil, pero el contacto con la gente era un aliciente. Por ello logramos todo lo que se ha logrado”, afirma Polo. En la segunda década, según el sacerdote, se fortaleció la organización y fueron creándose cooperativas por cada comunidad, fundaciones de apoyo para mujeres, niños, niñas y adultos mayores. “En la década de los noventa, se dio el inicio de las microempresas. Siempre tuvimos claro que no había que vivir de la caridad, de las dádivas, de la limosna. Sabíamos que teníamos que vivir del trabajo, de nuestro trabajo”. Con los recursos humanos y naturales, se dio el primer paso para la aparición de la Economía Popular y Solidaria. A partir de esos años, Salinas se consolidó como un referente de organización y trabajo a nivel nacional. Como anécdota cuenta que cuando llegó, una señora le contó que lo había visto como una aparición, cerca de una mata de tilo. “Ella antes de morir me dijo: 'padrecito, yo le veía antes de que usted llegara'. Pero eso se debe a la expectativa que tenía la gente de mejorar sus condiciones de vida. Con nuestra presencia, esa expectativa se fue fortaleciendo y gracias a eso se llegaron a realizar todos los proyectos”, dice Polo. Ha escrito el libro “La puerta abierta”, en el que narra 30 años de su experiencia en Salinas. Existe otro libro, pero escrito por una pareja de italianos, llamado “El evangelio de la quesera”, también relacionado con el trabajo en Salinas. Entre risas nos cuenta que en cinco años se ve más viejo, siendo una persona más que asista a otro de los proyectos que ha logrado con la gente: un centro gerontológico, el primero en Salinas. También se está preparando a los jóvenes de la parroquia para que hagan un voluntariado en Mato Grosso, Brasil. Cerca de su casa tiene un pequeño huerto donde siembra plantas y árboles endémicos: tilo, arrayán, pumamaqui y malva, ente otros. Antonio Polo recalca que no es gracias a él que se han hecho cosas sino, gracias al esfuerzo de la parroquia. Se siente un habitante más; mira, se mueve y habla como una persona de la parroquia Salinas. Puede ser que la humildad que caracteriza al hombre y a la mujer andina se le haya impregnado con la neblina, con el olor a leña, con los maravillosos paisajes del entorno, con el trabajo hombro a hombro junto a la gente. Su natal Venecia está muy dentro de él; pero Salinas y su gente están latentes, vivos. EL GRUPPO SALINAS UNA APUESTA POR LA ECONOMÍA SOLIDARIA Desde 1970, la parroquia de Salinas de Guaranda apostó por el cooperativismo como la forma efectiva y democrática de enfrentar la pobreza y marginación, con el apoyo de voluntarios extranjeros y la misión salesiana. La pionera y principal de estos emprendimientos es la quesera El Salinerito, y junto a ellas 23 queseras más pequeñas. Alonso Vargas, administrador de ese espacio productivo, coincide con otras personas en que lo que se ha logrado en Salinas es en base al empuje de su gente. Y con el paso del tiempo surgió la necesidad de apoyar otros procesos productivos de los campesinos y es así que se forma el Gruppo Salinas, aprobado jurídicamente el 26 de noviembre de 2006. Este grupo es una instancia corporativa que representa los intereses comunes y específicos de la población salinera. Dentro del grupo se encuentran la Cooperativa de Ahorro y Crédito Salinas (Coacsal), Asociación Desarrollo Social de Artesanos Texal Salinas, Fundación de Organizaciones Campesinas de Salinas (Funorsal), Fundación Grupo Juvenil Salinas y la Cooperativa de Producción Agropecuaria El Salinerito.

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