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PARROQUIA SALINAS
Fecha de creación: La parroquia contempla dos fechas de creación, la primera el 29 de mayo de 1861 y la segunda, el 23 de abril de 1884.
Salinas debe su nombre a las minas de sal que existen en los terrenos cercanos a la Cabecera Parroquial. Desde antes de la llegada de los Incas fue habitada por los Tomabelas de la etnia de los Chimbos.
La actual parroquia, ocupa los terrenos que pertenecieron a las haciendas Talahua propiedad de la familia Cordovez y Matiaví-Salinas que perteneció a la Iglesia. Como antecedentes, a finales del siglo XVII y principios del XVIII se inicio la formación de haciendas en la región, gracias a las entregas de tierras hechas a los conquistadores por la Corona y por la expropiación de tierras de comunidades indígenas. En 1861 se registra una escritura de venta entre el General Juan José Flores y su esposa, la Señora Mercedes Jijón a favor del Señor Domingo Cordovez por los terrenos nombrados Talahua, Mondogueta y Sinde, situados en la jurisdicción del cantón Guaranda; en igual año se registra el arrendamiento al mismo señor Cordovez de las haciendas denominadas Sinchig y la Chima en el mismo cantón; la propiedad de la familia Cordovez se fue agrandando por medio de la ejecución de hipotecas no canceladas, así como el registro de linderos falsos que dieron lugar a interminables juicios, por parte de las comunidades indígenas y la Iglesia, quien también era propietaria de grandes extensiones en la zona.
Las primeras décadas del siglo XX, vieron la consolidación final de las haciendas de la familia Cordovez, abarcando el 58,3% de la antigua parroquia Simiatug, que comprendía también la actual parroquia Facundo Vela (alrededor de 300 km2, de los 514 km2 de ambas), sumando a esto, la propiedad de Apahua y el Sinche (alrededor de 8.000 has) repartidas entre las actuales parroquias de Salinas y Guanujo. Con los nuevos vecinos de Salinas, provenientes de Colombia, vinieron personas de Ambato y Pichincha.
No obstante la Reforma Agraria que a partir de 1950 modifico el mapa del latifundio en el Ecuador, la hacienda de los Cordovez se mantenía íntegra, no fue hasta 1976, con la muerte del señor Alfredo Cordovez que empieza el proceso de desarticulación de la misma por razones de sucesión y de litigios intrafamiliares, esto genera la transferencia de la propiedad a manos particulares.
Por otro lado, con el nombramiento de Monseñor Cándido Rada como Primer Obispo de la Diócesis de Guaranda (1958), la Iglesia de Guaranda traza un programa de ayuda que lo calificó como de redistribución de la tierra, mucho antes que iniciará en esta misma dirección el IERAC; esta acción generó la venta de propiedades de la Iglesia, entre estas, la hacienda Matiaví-Salinas, en la zona de la actual Salinas.
En el año 1970 se registra un particular evento que aceleraría el proceso de desarrollo comunitario de la parroquia, -la llegada de la Misión Salesiana y voluntarios de la Organización Mato Grosso- quienes junto con el esfuerzo e iniciativa local generan un modelo organización-producción-comercialización comunitaria que sustenta e impulsa la economía del micro-región.
UBICACIÓN GEOGRÁFICA Y SUPERFICIE:
La parroquia Salinas pertenece al cantón Guaranda de la provincia de Bolívar, misma que está ubicada en la sierra centro del Ecuador en las faldas de la cordillera Occidental de los Andes, limita al norte con la provincia de Cotopaxi, al sur con la provincia del Guayas, al este con las provincias de Tungurahua y Chimborazo, y al oeste con la provincia de los Ríos.
Salinas con 5.551 habitantes Salinas con 5.551 habitantes Salinas con 5.551 habitantes
Salinas con 5.551 habitantes
Antes del surgimiento de la diversificación económica, la parroquia mantuvo dos importantes rubros de producción: Cascarilla en la zona del subtrópico y sal mineral en la zona alta.
La cascarilla, una planta originaria de Sudamérica, cuyo hábitat son los bosques sub-andinos y lluviosos, de su corteza se extrae una sustancia conocida como quinina que se usa para tratar el paludismo; tuvo una época de bonanza a partir del siglo XVI hasta poco después de la Segunda Guerra Mundial en que se inicio su producción sintética.
Sal mineral: Salinas alberga al interior, una de las dos principales minas de sal existentes en la serranía ecuatoriana; restos arqueológicos encontrados en los alrededores de Salinas muestran indicios que este producto ha sido explotado por lo menos desde hace 2.000 años. La sal, constituyó por su alto valor una producción estratégica de la zona, su utilización principal era la conservación de alimentos, condimento y medicinal, garantizaba a aquellos que estuvieran en su explotación, el acceso a los elementos de subsistencia por medio del trueque con zonas tan lejanas como la cuenca del Guayas por el occidente, Pichincha por el norte, y Perú por el sur, tal era su valor que se intercambiaba hasta por oro. Para la década de 1950, se estimó una producción anual de hasta 96 toneladas (Peñaherrera 1958: 202-204).
Para 1982 en la zona de Salinas existían tres sitios de sal con un total de ocho manantiales, el más grande denominado Cachipamba (superficie plana de sal, en quichua), era la única vertiente todavía utilizada para el refinamiento; Cerca de 200 metros al sur de la primera se asienta un sitio más pequeño, Casahuaycu (Barranca de granizo), abandonada aproximadamente en 1970; el tercer sitio referido como el de Minas o Pucacachi, se halla aproximadamente a 1 km. Al oeste de Cachipamba y no ha producido sal desde 1963.
El proceso para la producción de la sal era el siguiente:
Las mujeres y los niños caminaban hacia los sitios por la mañana y recolectaban agua de los manantiales salinos en recipientes de calabaza y los depositaban en las charcas (pozos);
Luego de un proceso que podía durar todo el día y que consistía en verter gradualmente el agua sobre los mojados lechos de roca dura de sal o chacras esperando que la superficie se seque antes de verter de nuevo el agua y recolectarse en una charca menor, también conocida como ikijon; cuando toda el agua vertida llenaba la charca menor, ésta nuevamente era llevada a la charca situada más arriba para ser vertida de nuevo sobre la chacra, este proceso era llamado el baño y las mujeres que vertían el agua eran llamadas regadoras o jichana huarmicuna; esta actividad buscaba lograr una mayor concentración salina por medio de la evaporación del agua por acción solar;
El punto en que el agua estaba lista para la cocción era fácilmente probado colocando un huevo en el agua, si este flotaba, la solución estaba lista; de desearse una solución más fuerte, se reemplazaba el huevo por una papa;
Cuando la solución pasaba la prueba del huevo, podía ser guardada en los puzus hasta la fecha de su cocción;
Para el proceso de cocción el agua salada era colocada en grandes vasijas de metal sobre una chimenea abierta conformada por tres rocas, utilizando la madera como combustible, se cocinaban 14 galones de agua salada en 7 horas y se producían 25 libras de sal;
Los trabajos de refinación de sal mineral eran organizados a nivel familiar y las mujeres eran la piedra angular de las operaciones, los hombres y niños contribuían laboralmente mediante la recolección del combustible (paja, estiércol y leña) y ayudando a cuidar el fuego mientras se cocía; los hombres eran importantes para la supervivencia de la operación, aunque no directamente; estaban llamados a realizar tareas agrícolas, a reparar cercas y otras tareas masculinas en las tierras de los Cordovez; en esto los maridos eran cuidadosos en cumplir estas tareas de lo contrario sus esposas perdían el usufructo de los derechos sobre la explotación de la sal.
Por la importancia que se otorgaba a la producción de sal, esta debía tener un gran valor en la época pre-colombina, pues aún a principios del siglo XX, aunque ya no se intercambiaba por oro, esta era vendida o también utilizada como artículo de intercambio (moneda) en Salinas, Ambato, Simiatug y localidades aledañas.
A partir de 1960, en que se masificó la explotación de la sal marina, debido al avance de su tecnología de explotación, que por su mayor facilidad de extracción presentaba menores costos; la producción de sal en Salinas, perdió relevancia, esto la convirtió en una producción marginal mal remunerada.
Fuente Junta Parroquial de Salinas
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Si volvemos al pasado, podemos decir que Salinas formó parte de la confederación indígena de los Tomabelas, por su riqueza en las minas de sal se crearon diversos cacicazgos comerciales a nivel regional, actividad estratégica y codiciada por toda su conglomeración Inca y de los pueblos aborígenes del reino de Quito; datos históricos confirmadas por el antropólogo fallecido Padre Porras ex catedrático de la Universidad Católica de Quito, en sus estudios realizadas en las cuevas milenarias del Tiahua en 1984 donde se encontraron restos de vasijas de diferentes culturas de nuestro país; como la puruhà, valdivia, panzaleo, quitus, guancavilca, cañaris, zaraguros y de otras confederaciones orientales.
Años mas tarde con la dominación española, más la propagación del mestizaje, la concepción de la resistencia de los Tomabelas y las particularidades ecológicas de la zona se mantuvieron inalienables obligando a posibles dueños de haciendas colindantes a compartir territorios con la Comunidad de Matiaví Salinas, sumando grandes extensiones de tierra, como proceso comunitario de la población. Las relaciones entre los mestizos salineros e indios nunca estuvieron marcadas por conflictos. En 1914 inicia el proceso judicial para dividir el predio entre indígenas y blanco mestizo, comprendida entre la Diócesis de Guaranda y la Comuna Matiaví Salinas representada por Eugenio Pungaña en calidad de Presidente del Cabildo, permitiendo elevarse a Escritura Pública de la hijuela divisoria de su Comunidad, en Guaranda el 17 de marzo de 1916 ante el Notario Juan Galarza e inscrita el 20 del mismo mes y año, bajo el repertorio No. 204 a favor de la Curia. Quedando parcelada la Comuna Matiaví Salinas con su cabecera Parroquial y 22 comunidades que actualmente la conforman.
Antes la mina de sal era el lugar único de explotación y trabajo de los comuneros en donde procesaban incansablemente atados de sal; como la mina se encontraba en terrenos privados de la hacienda de la familia Cordobés tenían que conformarse en entregar un atado para la hacienda y dos para quien trabaja, producción controlada por los mayordomos; esta actividad de regar sal, más el trabajo agrícola y la incipiente actividad ganadera eran las fuentes de ingreso de las familias salineras. Por estos años aparecieron ciertos conflictos como, la nueva opción en la tenencia de la tierra entre parceleros individuales que compraban tierras a la Curia, los comuneros que defendían la integridad comunitaria, los cuestionamientos de la posesión de las minas de sal, el control riguroso de los administradores de las haciendas en la explotación salina.
Al culminar la década de los sesenta, la Parroquia de Salinas presenta un cuadro de aguda pobreza y precarias condiciones de sobre vivencia, en medio del aislamiento estatal, seccional y el analfabetismo generalizado, bajísimo niveles de escolaridad y el asedio de enfermedades. Ante la falta de ingresos económicos la población migraba en forma temporal a las grades ciudades del País como a Quito, Guayaquil y Ambato. En 1971 la Diócesis de Guaranda encabezada por su Monseñor Candido Rada llega a Salinas con un grupo de misioneros y voluntarios salesianos Italianos perteneciente a la organización Mato Grosso, los mismos que jugaron un papel importante en la vida de los habitantes de esta Parroquia, iniciándose inmediatamente en un trabajo de promoción humana y un proceso de desarrollo en la Comunidad, abarcando varios ejes de gestión, en cuanto a la organización cooperativista, a la educación, a la capacitación micro empresarial comunitaria y en el trabajo solidario.
En el grupo de Italianos estaba conformado por Padre Antonio Polo, un sacerdote que recientemente había culminado sus estudios de doctorado en sociología y que pretendía realizar su tesis de grado en la comunidades indígenas del Ecuador; y, lo más insólito buscaba radicarse en una de las parroquias del norte de la Provincia, entre, Facundo Vela, Simiatug o Salinas, decidiéndose finalmente por Salinas; por la calidez de su gente, por la asociación interétnica blancos e indígenas, por la profunda fe cristiana de sus moradores para alcanzar cambios radicales.
Desde aquellos años hasta la actualidad podemos resumir los altos y bajos del desarrollo de Salinas a través de sus organizaciones locales que fueron creándose paulatinamente como la Cooperativa de Ahorro y Crédito Salinas Ltda., El Grupo Juvenil, la Funorsal, la Fundación Familia Salesiana; la Junta Parroquial; entre otras Instituciones como el Colegio Técnico Agropecuario “Salinas” la Escuela Quintiliano Sánchez, el Sub-Centro de Salud y entre la micro empresa particular ha surgido la Radio Matiaví Salinas, la fábrica de balones…. El proceso autogestionario emprendido por todas las organizaciones campesinas e instituciones públicas, más la colaboración de ONGs como el FEPP, Plan Internacional, Ayuda en Acción, Comunidec y otras, más la participación de los Gobiernos Seccionales como la Alcaldía de Guaranda y Consejo Provincial forman parte del un desarrollo comunitario con fines participativos y sustentables. De este grupo de organizaciones e instituciones podemos resaltar la autogestión pionera de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Salinas Ltda. Inicialmente por garantizar a sus socios en las labores de las minas de sal, por las actividades financieras equitativas del fondo común acumulado con mucho esfuerzo, por la adquisición de préstamos y asignaciones no reembolsables de fuentes financieras nacionales e internacionales. Mas tarde la participación de una organización de segundo grado la FUNORSAL que abre el abanico de apoyo a más de 32 organizaciones de la jurisdicción Salinera, tales como Chazojuan, Mulidiaguan, Copalpamba, Tigre-urco-Cañitas, El Calvario, Las Tres Marías, La Palma, Lanzaurco, Monologa, Matiaví Bajo, La Libertad, Chaupi, Los Arrayanes, Cebadaspamba, Gramalote, Pambabuela, Verde Pamba, Yuraucsha, Pachancho, Rincón de los Andes, Natahua, Yacubiana, Apahua, La Moya, Las Mercedes de Pumín, San Vicente de Plancha y otras. Conjuntamente con la Fundación Familia salesiana se ha potencializando diferentes microempresas productivas, entre ellas la fábrica de Quesos, turrones, chocolates, mermeladas, jamones, aceites esenciales; con la marca el “Salinerito”, nombre de altura comercial que recorre por las diferentes regiones de nuestro país y del mundo.
Los pobladores de Salinas se enaltecen de ser salineros; hombres y mujeres trabajan arduamente en el agro, en la micro empresa comunitaria; en la educación, en la salud, en la vialidad, en la identidad y en la solidaridad de sus miembros de los diferentes niveles climatológicos de la Parroquia y manteniéndose como ejemplo de otros pueblos de Ecuador y América latina.
Nuestras festividades de Parroquialización y fiestas Patronales en Honor al Señor de la buena Esperanza lo realizamos el 24 de mayo de cada año con mucho respeto, devoción y cariño en homenaje a nuestro ancestro cultural y al convencimiento profundo de un desarrollo comunitario en base a su calidad y calidez de su gente, en la práctica de una economía solidaria.
Por Vinicio Quinatoa
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